sábado, 30 de septiembre de 2017

La importancia de la cocina

La gestión sanitaria es muy compleja. Entre los factores que incrementan su dificultad se encuentra la influencia de elementos que no son estrictamente sanitarios pero que influyen de manera decisiva en la impresión que los usuarios tenemos. Un ejemplo claro es la comida, un aspecto tremendamente complejo. De ahí la importancia de una obra como la renovación de la cocina en el Hospital Universitario San Agustín.

Preparando el almuerzo. Foto: Marieta©

Septiembre llega al Hospital Universitario San Agustín con la renovación completa de las instalaciones de la cocina de pacientes, una inversión asumida por la empresa concesionaria, Mediterránea de Catering, dentro de las mejoras ofertadas en su día dentro del proceso de licitación. La inversión ronda los 400.000 euros en números redondos.
Este dinero ha permitido una renovación completa de las instalaciones, que pasan a estar dotadas de una tecnología más moderna, tanto para la preparación de los alimentos como su conservación. Por ejemplo, los equipos de frío disponen de ordenadores que detectan la caída del suministro y, ante ese problema, automáticamente conectan las baterías de reserva para asegurar que los alimentos se mantienen en perfecto estado. También se han renovado los equipos de extracción de aire. En suma, un proceso que permite que el Hospital Universitario San Agustín disfrute importantes mejoras.
La obra se realizó durante el pasado agosto. El proceso de instalación de los equipos fue sencillo, y la mayor complejidad fue la planificación de los trabajos para que incidiese lo menos posible en el trabajo diario.
Por ese motivo, Mediterránea de Catering tramitó las licencias municipales para poder realizar los trabajos durante el verano, aprovechando que es la época con menos ingresos y se reduce la carga de trabajo. Ello no evitó que, durante la renovación, se aplicasen medidas temporales. Así, por ejemplo, durante unas semanas los pacientes no tuvieron la opción de elegir menú.
La licencia se recibió en agosto, justo en los plazos que había previsto la empresa. Toda la documentación se había registrado con margen suficiente en el Ayuntamiento y los técnicos municipales habían informado favorablemente; sin embargo la comunicación a la concesionaria se demoró, lo que motivó la intervención de la Unión Comarcal de Comisiones Obreras a instancias de los delegados del sindicato en la empresa para lograr desbloquear la situación. De esta manera, los permisos llegaban a tiempo.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de septiembre de 2017.

El dilema de los Psiquiátricos

Aunque siempre interesan los temas sanitarios, algunas especialidades resultan más mediáticas que otras. La Salud Mental siempre atrae y con los especialistas que siempre convoca al Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental en el Hospital Universitario San Agustín es sencillos abordar temas como los Psiquiátricos o los riesgos de la popularización de conceptos psiquiátricos. Todo un placer hablar con el doctor José Uriarte durante las Jornadas de Gestión Clínica en Salud Mental.


José Uriarte. Marieta©


«Lo ideal es cerrar los psiquiátricos, pero es necesario ofrecer alternativas para la atención al paciente de trastornos mentales graves», aseguró ayer el doctor José Uriarte, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de los servicios asistenciales para adultos en la red de Salud Mental de Vizcaya, tras su intervención en la Jornada sobre Clínica, Gestión e Integración Asistencial en Salud Mental celebrada en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés.
El doctor Uriarte conoce en su experiencia profesional lo que significa el cierre de camas psiquiátricas, citando el caso del Hospital de Bermeo, que pasó de medio millar de camas a 115 en la actualidad. «Es necesario dar una alternativa para el tratamiento al paciente. Si se cierra un psiquiátrico y la opción es que no exista nada, mejor que siga abierto. Hay pacientes que han pasado a pisos tutelados y a residencias de mayores», comentó.
Uriarte, como todos los psiquiatras presentes, defendió la validez del tratamiento comunitario (con una concreción en el Modelo Avilés, definido por el Ministerio de Sanidad como una buena práctica) para el tratamiento de pacientes de enfermedades graves. «En Vizcaya tenemos unas 3.000 personas diagnosticadas por enfermedades graves y sólo unas cien plazas en hospitales», por lo que el tratamiento comunitario es la manera eficaz y eficiente de ofrecer la atención médica necesaria.
No obstante, lanzó un mensaje de prudencia sobre los hospitales psiquiátricos, cuya realidad ha evolucionado desde que, a mitad del pasado siglo, comenzó la revolución de la antipsiquiatría y se planteó el cierre de plantas.
«Lo ideal es que se cierren los Psiquiátricos. Serían anacrónicos si los pacientes dispusiesen de todas las alternativas en los tratamientos. Hay una minoría de personas que salen del hospital, pero luego no encajan en los recursos existentes. Son muy pocos. Y luego está la situación de personas con procesos penales. ¿Qué es lo mejor: ingresar en una cárcel normal y recibir tratamiento o cumplir la condena en un centro especializado?», reflexionó. A ello se une la necesidad de velar por los costes económicos en la prestación de servicios y buscar siempre la opción más sostenible y eficaz.
Y es que la atención psiquiátrica ha evolucionado de una manera radical en los últimos cincuenta años. El doctor Uriarte cita el ejemplo de la terapia electroconvulsiva, conocida popularmente como electroshock. «Se popularizó con la película 'Alguien voló sobre el nido del cuco'. En la actualidad se usa más que nunca, pero con anestesia y con unas condiciones de seguridad para el paciente totalmente diferentes. Los resultados nada tienen que ver, pero las personas que no lo conocen se quedan con la idea de la película, que nunca fue real».

«Cambio de boquilla»

Son algunos de los dilemas que se afrontan en la práctica de la Salud Mental y que, como comentó Uriarte, conviven con la transformación de la sociedad que ha modificado su actitud hacia la Psiquiatría.
«Hace treinta años, ir al psiquiatra era estigmatizante, se iba a escondidas. Hoy en día, se aconseja a todo el mundo. No hay dificultad en decir que se va al psicólogo cuando hay un problema», comentó, «por un lado se ha quitado ese estigma, pero no se baja la guardia hacia el trastorno grave; se ve como algo peligroso y el cambio es de boquilla. A veces se adoptan actitudes políticamente correctas, pero sigue manteniendo el rechazo».
Incluso esa falsa familiaridad con la enfermedad mental genera efectos secundarios en los pacientes. «Se ha popularizado la idea de depresión, mucha gente dice que se encuentra deprimida cuando en realidad está triste o pasa un mal momento. Pero la depresión es una enfermedad mental grave, que causa un gran sufrimiento. Los pacientes con depresión tienen que escuchar consejos de personas que no lo han estado y en la consulta te dicen que no les resulta fácil. No les ayuda. Porque tú puedes estar triste, incluso sentir que tu vida es miserable, pero eso no significa que estés deprimido».

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de septiembre de 2017